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Artes Visuales
Mónica Mayer
27 de enero de 2006
De cadáveres exquisitos y piedras
El año empieza a calentar motores. El sábado pasado se inauguró Cadáver Exquisito , una instalación de Thomas Glassford en
el Museo Universitario de Ciencias y Arte de la UNAM.
Originario de Texas, Glassford (1963) ha vivido en México desde 1990. Desde hace varios años el eje de su obra ha sido el
reciclaje de materiales de construcción y la reelaboración de las ideas de artistas conceptuales o minimalistas.
Cadáver Exquisito es una obra pensada específicamente para el espacio en el que se encuentra. Glassford desmontó el plafón
de acrílico traslúcido colocado en el techo del MUCA Campus a principios de los años 60 y lo utilizó para construir una estructura
que nos remite a los juegos de pelota prehispánicos. Es una obra transitable.
Si bien Cadáver Exquisito no es una obra radical en términos de su realización o conceptos, me parece bien resuelta en función
del diálogo que entabla con el espacio.
La intervención de Glassford cuestiona el concepto general de los museos como lugares para contemplar imágenes al hacer del
espacio mismo la obra. También recicla conceptos de artistas sesenteros como Mel Bochner (1940), quien en su artículo Experpts
From Speculation (1967-1979) publicado en Artforum en 1970 se preguntaba: "¿Cambiaría algo si las cosas sensibles fueran concebidas
como ´parte´ del espacio, más que ´en´ el espacio?" Y se respondía a sí mismo: "De entrada, los objetos dejarían de ser el
centro de la mirada y después nos obligarían a percibirlos como parte integral de todo lo que los rodea".
Por otro lado, al reutilizar y transformar los materiales de esta construcción sesentera, Glassford en cierta manera subraya
los cambios en la misma UNAM en términos del tipo de obra que hoy legitima, que es el llamado "arte actual" de los años 90.
El domingo pasado asistí al ciclo de conferencias "Dos en fondo" en el Palacio de Bellas Artes, que fue parte de un proyecto
que reúne artistas, científicos, escritores y académicos jóvenes a reflexionar sobre diversos temas de interés general.
En esta ocasión se presentaron el escritor Ignacio Padilla cuyos textos siempre disfruto y Rubén Gallo, crítico de arte a
quien aprecio como persona y me encanta escuchar por su frescura, erudición y pasión. Hablaron de los heterodoxos en la literatura
mexicana. Cuando su diálogo se publique, como sucederá con todos, será importante leerlo porque incluye varios textos que
marcan puntos de fusión entre la poesía y el performance. El 26 de febrero la escritora Rosa Beltrán y la artista visual Minerva
Cuevas hablarán sobre la globalización y la antiglobalización.
Hasta el 26 de febrero todavía pueden visitar las exposiciones N26º30´ W103º44´ de Andrea Di Castro y Huellas de la Santa
Veracruz de Perla Krauze en el Museo Nacional de la Estampa.
Es interesante verlas juntas. Di Castro continúa con su investigación de 1997 realizando recorridos por la Zona del Silencio
que registra por medio del sistema GPS (Global Positioning System) y a partir de esto crea dibujos, algunos de ellos sobre
piedras. Krauze reúne piedras, improntas y vestigios reales para crear impresiones con resina, silicón y fibra de vidrio.
Dialogan bien.
Por último, a los cibernautas interesados en el arte los invito a visitar la página de Marcaz, el grupo que está dando la
batalla para que se abra la Escuela de Artes en Azcapotzalco. Incluye su manifiesto, información sobre el proyecto, los apoyos
vecinales, nacionales e internacionales que han tenido y documentación de la manifestación que realizaron el pasado 13 de
enero.
https://escdeartesazcapo.tripod.com/
* Artista visual
http://www.pintomiraya.com.mx
Artes Visuales
Por: Mónica Mayer
De escuelas y centros de las artes
Lo mejor que pueden hacer los gobiernos por las artes es fomentar la educación artística. Hay diversas formas de hacer
esto, desde la creación de escuelas profesionales, hasta la inclusión de contenidos artísticos a todos niveles de la educación
formal.
Museos, publicaciones, programas sobre temas culturales en los medios y la educación informal a través de casas de cultura
o centros de iniciación artística apuntalan esta labor.
Este sexenio ha habido gran interés por la educación artística, como se ve en la apertura de los Centros de las Artes
en estados como Oaxaca, Baja California, Guanajuato y Veracruz. Abrir estos centros ha sido uno de los ejes de la política
de descentralización cultural del gobierno federal. El tiempo dirá si son eficientes, si no duplican la labor de las universidades
o debilitan a las casas de cultura. Es valioso contar con instalaciones, pero lo importante es que haya programas educativos
viables, congruentes y con continuidad.
Pero hay más. La semana pasada, el gobierno federal y el del Distrito Federal anunciaron la creación del Centro de las
Artes de los Pueblos Indígenas. Estará en la Casa de las Ajaracas, en el Centro Histórico. Parece un proyecto valioso. Pero
sólo es un primer paso que debe ir acompañado por una mayor presencia de los diversos grupos indígenas y sus muy variadas
manifestaciones artísticas, en todos los espacios culturales. La diversidad cultural del país debe palparse por todos lados.
El centro sólo valdrá la pena si rompe con el prejuicio que equipara el arte indígena con lo artesanal o lo folclórico.
La idea de las escuelas y los centros de las artes seguramente ha pegado entre los políticos porque la sociedad las recibe
bien. Yo, que soy escéptica, pienso que más que ser resultado del análisis y la planificación, están de moda. De ser así,
siempre estarán sujetos a vaivenes políticos y económicos, a menos que estas mismas comunidades se los apropien.
En algunos casos, los problemas surgieron desde el principio. Tampoco la respuesta de la sociedad. Hoy, por ejemplo, de
10 a 17 horas, Marcaz (Movimiento Artístico Cultural en Azcapotzalco) está realizando una manifestación en el predio en el
que se dejó inconclusa la Escuela de Artes de Azcapotzalco (EAA).
Marcaz es una agrupación de artistas, promotores, intelectuales y sociedad en general. Muchos de ellos viven en Azcapotzalco,
pero también cuentan con apoyo nacional e internacional. Su objetivo es que las autoridades delegacionales concluyan la EAA,
misma que ayudará a descentralizar la cultura en el DF, concentrada en el eje centro-sur de la ciudad. Su demanda la compartimos
muchos.
El proyecto de la EAA, como se ha mencionado ampliamente en estas páginas ("Naufraga escuela de artes" por Samuel
Mesinas 22/09/2004) fue iniciativa de Margarita Saldaña, delegada panista entre 2000-2003. El gobierno del DF otorgó un predio
de poco más de 10 mil metros junto al metro Rosario y se inició la construcción. En 2004 llegó como delegada la perredista
Laura Velázquez. Ese mismo año detuvo la obra por recortes presupuestales. Si consideramos los beneficios que traerá la EAA,
me parece grave que se haya detenido su construcción. Pero me alarma el desperdicio de recursos que implica echar a andar
un proyecto para después abandonarlo. Sólo tendremos una verdadera democracia cuando los políticos entiendan su responsabilidad
para con los ciudadanos. La respuesta de Marcaz me parece fundamental porque muestra que las escuelas y centros de las artes
son una demanda real de la sociedad. Como tal hay que defenderla. Celebro que no quiten el dedo del renglón.
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